Cuántas historias vamos escribiendo a través de los acontecimientos en nuestra vida.
Conocemos a personas que tienen cierta conducta, o su carácter o personalidad nos asombran.
Muchas veces juzgamos sin conocer que dentro de ellos pueden subsistir, muy escondidos, recuerdos, fantasmas... que aún con el paso del tiempo no los han abandonado.
Animémonos a ser considerados, en tal caso, observadores silenciosos pero misericordiosos y no levantar un dedo acusador y mucho menos una lengua sentenciosa.
No podemos negar ni olvidar que también en nosotros hay muchos fantasmas y acontecimientos, incidentes que colaboraron a que seamos lo que somos.
Y en tal caso, empecemos por desterrar de nuestro interior todo aquello que no nos deja volar.
Compartamos, confesemos, liberémonos de esos oscuros recuerdos.
Contémosle a Dios y dejemos que Él se lleve la parte del pasado que nos quiere continuar hiriendo y miremos mas livianos un futuro que podamos bocetar sin el pasado condenatorio y soltemos las amarras al dolor, al rencor y posiblemente al deseo de venganza, que muchas veces puede estar en nuestro corazon.
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martes, 9 de abril de 2019
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