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sábado, 28 de marzo de 2020

A pedido de María Matilde Greiner


También fue en un festejo, y como aquellos jovencitos de Verona, el quitarse el antifaz develó la realidad. Estos dos no duraron tanto en su amor que tampoco fue tan fugaz, pero la realidad los llevó a una pasión desenfrenada que no estaban propuestos a abandonar; porque lo que los perseguía era una enfermedad mortal que llevaría al mundo entero a las fosas comunes. Ni siquiera ya había lugar en los adustos cementerios. Ellos no estaban exentos, creyeron que su pasión los libraría, que el ardor de sus cuerpos entrelazados iban a vencer a las bacterias que asomaron durante esos meses la ciudad donde vivieron el fugaz romance, que no por decir romance se aliviana el amor apasionado. Pero estaba predicho, y confirmado por el escritor del cuento, ambos fueron desechos por su mismo fuego, parecieron un volcán en erupción, salpicando pasión como una lava hirviendo sobre su lecho de amor, sus alientos, sus perfumes, sus ropajes y sus cuerpos se deshicieron formando una sola cosa con una imagen poco descriptible, era una constante flama que brotaba y emanaba llamas perfumadas que llegaron al Cenit. Los dioses que crearon esta forma de extinción de la Humanidad vieron que el amor, otra vez fue mas fuerte y decidieron soplar cada día hasta hoy para que ese amor, ese fuego, jamás se apagara.
Hugo Dante Valia-28/3/2020

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