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domingo, 17 de marzo de 2019

Encerrona (pequeño cuento basado en una historia real)





Iba como un ratoncito recorriendo hacia abajo las escaleras, buscando los botones que iluminaran los escalones y pasillos del lúgubre pasaje de las alturas a la seguridad de la planta baja.

Se apresuraba y parecía que estaba escapando de algún fantasma o un asesino serial.

Detrás como forajidos la seguían un viejo que trastabillaba en los oscuros e irregulares peldaños de aquella escalera en esa casi maldita hora, y un grandote que podía moler una columna con solo un puñetazo.
Quién se hubiera atrevido a quedarse en aquella caja colgante..? quién hubiera soportado estar junto a una gente que aunque conocida pueden dejar salir lo peor de sí por estar en una situación de encierro involuntario…?

Con mochila, casco, celular, y toda otra cosa que lleva una mujer de hoy, corría con apuro alumbrando el camino con su celu, parecía que le hablaba al espacio y a la oscuridad, iba luchando con el momento, los escalones se multiplicaban a medida que los iban pisando y parecía que nunca se llegaría al piso siguiente de mas abajo, el ratoncito iluminador quizá luchaba con cierto miedo, vaya a saber y también padecía con los dos que la seguían  un poco mas arriba, pero la escena daba para creer  que querían atrapar al ratón.

Sería ese el pensamiento del ratoncito lazarillo..?

Los comentarios fueron pocos, inaudibles, ya que el jadeo de los dos   más viejos no permitían, en caso que los emitiera, oir cualquier palabra que el ratón guía les dijera.

Finalmente llegaron a la planta baja y casi repuestos todos en cierto aspecto, uno de los personajes con la impresión del caso dijo: —me voy rápido para allá. —si, si, yo me voy para allá. (hacia el lado contrario) dijo el ratoncito.

El tercero de los forajidos quedó un poco descolocado, aunque no demasiado, todos habían tenido una experiencia donde el pánico los cercó, aún cuando alguno de ellos intentó disimularlo.
En la calle y ya a oscuras, cada cual se sintió fuerte e imperturbable, pero la verdad es que las piernas de ellos temblaban por lo sucedido.

Marzo/19

1 comentario:

  1. El mundo de los cuentos llegó a tu pluma, Hugo, ahora a dejar fluir tu talento creativo.
    Un abrazo
    José

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