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lunes, 18 de noviembre de 2019

La sirvienta, un mal necesario



La odiamos, esquivamos,
la negamos
Mas ella no muere.
Nos ronda, acecha
persigue y alcanza.

En todos los casos
conviértese en sierva
te lleva al destino
que mucho esperabas:
al cielo anhelado
la paz infinita
el cielo de gloria
la paz prometida.

A veces la parca
se viste de ogro
con ese vestido
debe presentarse
al llevar sus muertos
al viejo infierno
candente de fuego
averno de lava.

La odiamos, le huímos
creemos a veces
que ella a uno
capaz no se atreva
ilusión de tontos
que niegan que ella
es tan sierva nuestra
como del que le permite
que actúe, ejecute
sobre los que
andando vida
llegan hasta el punto
en tierra viviendo
donde el reloj marca
el tiempo debido
de volar al cielo.

La muerte oscura
maldita, impasible
tendrá que ser parte
de tu vida ahora
porque cuando actúe
ya no la verás.

No es ella,
no creas
no, no
ella no decide
es solo sirvienta
del Dios poderoso
que permite que haga
lo que Él permite
lo que en su agenda
tiene programado
porque sin la venia del gran soberano
la muerte que temes no puede hacer nada.


No temas a ella, vive asegurado
pisa adelantado
sobre paz, nubes y flores
solo cuando sabes y estés bien seguro
que esta sirvienta te abrirá la puerta
que te lleva al Cielo.

Teme y desespera
si no estás seguro
que cuando tu suerte
sea echada
y toque a la puerta
la parca impasible
para arrancarte
de tu tierra amada
de lo que es la vida
donde veas luego
qué es lo que sucede
después de la muerte.
Teme y desespera
si no estás seguro
de tener el cielo
por domicilio nuevo.

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